Cada día nace una idea en papelillos de mi escritorio, en servilletas con sobras de alimentos mañaneros, en archivos del computador de mi trabajo...
Se moldea una historia de muerte y fascinación por la bestia interna, por ese ser sin escrúpulos que decide salir de vez en cuando y nos ahoga en adrenalina...
Se escribe una historia con sangre de más santos que pecadores, se escribe con dolor, pasión, crueldad e improvisación. Se escribe también con amor, con pasión, lujuria y deseo por el sexo femenino, se escribe en la espalda húmeda de una mujer desconocida en cama ajena.
Ser romántico, sexual, apasionado, odiar el desamor, ahogarse en el cuerpo femenino, amar cada experiencia con una mujer, despreciar el rechazo, amar y odiar por igual, escribir cada sentimiento de amor y odio, hablar de experiencias propias e imaginarias en mis escritos, dejar volar la imaginación del lector con mis letras y tratar de conectar con recuerdos y sentimientos muy propios. Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.
LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR
LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR
Lugar creado para dar espacio a los oscuros escritos que se tatúan como runas espectrales en la piel del dolor, todas las palabras se mojan en lágrimas de lamentos interminables y se escriben prácticamente solas en hojas de papel desgastado y corroído por la realidad que se vive en un mundo lleno de vástagos de las tinieblas, herederos del terror que buscan en la opacidad de la noche, un rincón donde poder dar rienda suelta a sus odios y donde poder conseguir mantener ocultos sus máximos temores y sus más mórbidos sentimientos, logrando encarcelar su indescriptible y casi inalcanzable amor presente.
Este espacio surge para dar luz y color a todo aquello que permaneció oculto por miedo a no ser apreciado, ser amante de la oscuridad y la noche y ver en esas dos damiselas, las cómplices perfectas para escribir, imaginar y recordar todo lo que el corazón desea con fervor.
jueves, 28 de julio de 2011
Desenlace
Durante unos cuantos segundos que se hacían eternos ella observó la fotografía, el tiempo parecía detenerse al compás de sus lágrimas, en aquella foto sonreían, en ella eran felices, ocurrió en una visita relámpago al parque que se encontraba cerca a su residencia, fué en una ocasión en que un amigo de su esposo vino de Canadá y quería conocer un poco la ciudad, era tarde así que decidieron no salir muy lejos y acordaron tomar unas cervezas y respirar aire puro en el parque que tenían junto, la pequeña zona de recreación se veía muy llamativa y salieron a consumir el alcohol enlatado junto a los juegos infantiles.
De aquel momento de charla amena nació una foto en la cámara digital del aquel amigo de su esposo, la misma que sostenía con temor y rermordimiento entre sus manos, era una imagen sincera y hermosa, era una imagen cruel, una imagen que demostraba lo mucho que se amaban, los ojos de los dos estaban un tanto regordetes y con la mirada desenfocada y perdida producto de las Heineken ingeridas con gusto, en la fotografía le decían a gritos a la cámara que se encontraban ebrios de amor.
Sonrió... se desconectó del mundo inmediatamente, las lágrimas dejaron de salir sin previo aviso de sus ojos y con suma rapidez el camino de dolor se borró de sus pálidas mejillas, apretó la empuñadura entre su mano izquierda,... actuó sin posibilidad de arrepentimiento, era claro que ella lo amaba, de lo contrario no se habría suicidado justo después de que él descubrió que ella era una asesina a sueldo a la que habían enviado para liquidarlo.
Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.
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