Cada día nace una idea en papelillos de mi escritorio, en servilletas con sobras de alimentos mañaneros, en archivos del computador de mi trabajo...
Se moldea una historia de muerte y fascinación por la bestia interna, por ese ser sin escrúpulos que decide salir de vez en cuando y nos ahoga en adrenalina...
Se escribe una historia con sangre de más santos que pecadores, se escribe con dolor, pasión, crueldad e improvisación. Se escribe también con amor, con pasión, lujuria y deseo por el sexo femenino, se escribe en la espalda húmeda de una mujer desconocida en cama ajena.
Ser romántico, sexual, apasionado, odiar el desamor, ahogarse en el cuerpo femenino, amar cada experiencia con una mujer, despreciar el rechazo, amar y odiar por igual, escribir cada sentimiento de amor y odio, hablar de experiencias propias e imaginarias en mis escritos, dejar volar la imaginación del lector con mis letras y tratar de conectar con recuerdos y sentimientos muy propios. Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.
LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR
LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR
Lugar creado para dar espacio a los oscuros escritos que se tatúan como runas espectrales en la piel del dolor, todas las palabras se mojan en lágrimas de lamentos interminables y se escriben prácticamente solas en hojas de papel desgastado y corroído por la realidad que se vive en un mundo lleno de vástagos de las tinieblas, herederos del terror que buscan en la opacidad de la noche, un rincón donde poder dar rienda suelta a sus odios y donde poder conseguir mantener ocultos sus máximos temores y sus más mórbidos sentimientos, logrando encarcelar su indescriptible y casi inalcanzable amor presente.
Este espacio surge para dar luz y color a todo aquello que permaneció oculto por miedo a no ser apreciado, ser amante de la oscuridad y la noche y ver en esas dos damiselas, las cómplices perfectas para escribir, imaginar y recordar todo lo que el corazón desea con fervor.
viernes, 17 de agosto de 2012
EL VIAJE DE LA BESTIA
(Preludio
de un Despertar)
Mientras
aquel hombre despertaba de su viaje a la inconsciencia se percató de
que sostenía algo entre sus dos manos. Mandó su mirada hacia su
mano derecha y lentamente sus ojos asimilaban la perspectiva de la
realidad; mientras tanto, la ventana que tenía en frente y por donde
se veía ingresar la tímida Luna, se iba desvaneciendo en forma de
culpa por encima de su rostro, lentamente asimilaba el hecho de que
tenía un cuchillo de mango grueso, que sostenía con furia sin
sentido, era de hoja grande y afilada... con sorpresa lo soltó, de
inmediato pensó lo peor.
+Sangre en mi cuchillo+
Fue entonces cuando vio su mano izquierda ensangrentada, estaba plagada
de un rojo intenso y sostenía firmemente un corazón, hasta ese
momento todo era algo imposible de comprender para sí mismo... el
dolor moral empezaba a inundar su ser como nunca antes lo había
llegado a sentir, el sentimiento de tortura interna, se dibujaba con
lágrimas que bañaban su triste rostro.
Recuerdos
fracturados de imágenes sin sentido encuadraban la veracidad de lo
que estaba viviendo, mientras su cuerpo giraba lentamente, trataba,
aunque sin conseguirlo, de ordenar las ideas y poder entender que
había ocurrido, todo estaba nublado en su cerebro y la verdad podría
llegar a ser más impactante de lo que pensaba.
+Bleeding Heart - Take It+
Al
darse vuelta vio un camino que se dibujaba con sangre, eran sus pies
los que marcaban aquel recorrido carmesí, sus pisadas venían desde
el corredor contiguo al baño de la alcoba principal, el hombre
estaba devastado... con una suave y descreída voz pronunció para el
silencio de la habitación:
-¿Jane?...
Preciosa, ¿estás ahí?, lo siento mi vida (sollozaba), sabes que
nunca te haría daño ¿no?,... ¿querida?... queri... Jane... ¡no!,
o no, no, no... ¿Jane?..¡Jaaaane! ¡Noooooooooooo!,
¡Noooooooooo!...
La cabeza lacerada de la joven Jane yacía sobre el colchón donde la noche anterior habían celebrado con buen sexo su temprano matrimonio, habían reservado una habitación en un hotel de mala muerte para economizar gastos y tener más capital todo con el fin de guardar el presupuesto para su luna de miel; nada parecía un cuento de hadas, las sábanas estaban teñidas todas de sangre, el resto de las partes descuartizadas de la joven se repartían artísticamente por la alcoba... frente a el había un espejo de cuerpo completo en el que su reflejo le asustaba, su nariz estaba pintada de polvo blanco, la cocaína también se encontraba emplazada en partes específicas de sus labios y pecas de sangre maquillaban aquel pálido rostro masculino, botellas de whisky se perdían en la inmensidad del dormitorio y daban cuenta del desenfreno de horas antes, la mirada desorbitada aún producto de toda la insensatez noctámbula de la noche anterior, ejemplificaba el desencadenamiento actual de eventos.
La cabeza lacerada de la joven Jane yacía sobre el colchón donde la noche anterior habían celebrado con buen sexo su temprano matrimonio, habían reservado una habitación en un hotel de mala muerte para economizar gastos y tener más capital todo con el fin de guardar el presupuesto para su luna de miel; nada parecía un cuento de hadas, las sábanas estaban teñidas todas de sangre, el resto de las partes descuartizadas de la joven se repartían artísticamente por la alcoba... frente a el había un espejo de cuerpo completo en el que su reflejo le asustaba, su nariz estaba pintada de polvo blanco, la cocaína también se encontraba emplazada en partes específicas de sus labios y pecas de sangre maquillaban aquel pálido rostro masculino, botellas de whisky se perdían en la inmensidad del dormitorio y daban cuenta del desenfreno de horas antes, la mirada desorbitada aún producto de toda la insensatez noctámbula de la noche anterior, ejemplificaba el desencadenamiento actual de eventos.
+This Is Not Happening+
En
aquel momento justo, todo daba un giro inimaginable, el administrador
llamaba a la puerta para cobrar el valor de la noche y pedirles que
se marcharan, el corazón del desconocido homicida se aceleraba a
velocidades incalculables, debía pensar rápido; se dirigió con
prontitud a la puerta principal, respiró dos veces de forma pausada
para intentar bajar de revoluciones...
-¡Ya
vamos!- dijo con una voz complaciente y cínica, -¡En un momento
abrimos!-
Se agachó en el suelo mientras recogía nuevamente el cuchillo, era la hora de silenciar al administrador de aquella pocilga y huir sin que el anciano de mantenimiento lo descubriera, o matarlo también, era la hora de actuar, era la hora... de la bestia.
Se agachó en el suelo mientras recogía nuevamente el cuchillo, era la hora de silenciar al administrador de aquella pocilga y huir sin que el anciano de mantenimiento lo descubriera, o matarlo también, era la hora de actuar, era la hora... de la bestia.
FIN
lunes, 26 de marzo de 2012
¿HAY ALGUIEN QUE LE CREA?
En otra absurda versión del incomprendido "modus operandi" de mi cerebro que ve bien cualquier tipo de solicitud por incoherente que ésta parezca, me veo envuelto en un enredo delicuencial que tiene como intérprete más significativo el cuerpo inerte de una joven peliroja de dieciocho años que esa noche tocó a mi puerta, llamando por encima de todo la atención de mis ojos con sus ajustadas y cortas ropas, preguntaba por el precio actual del alquiler del garaje para su automóvil nuevo, regalado como presente llamativamente superficial de unos padres que no la escuchaban y cumplían a cabalidad la totalidad (a veces extrema) de sus caprichos con tal de no generar un transtorno y/o retardo socioemocional en la hija adolecente y no deseada en aquel momento de drogas, sexo, juventud y descontrol que tuvieron como jóvenes universitarios y que desencadenó el hecho de tener que entrar en un asqueado matrimonio por obligación y conveniencia.
La pequeña y traviesa mujerzuela vivía cerca de mi casa, era común verla en los brazos de una multitud incalculable de jóvenes, fué a mi puerta por algo más que un simple precio de alquiler, pero... ¿Quién le creería a un joven que dice la verdad sobre el hecho de que ella misma pidió ser asesianda porque estaba cansada de la vida tan miserable que llevaba?, aquella miserable vida sin reglas y sin amor verdadero en su hogar, aquel profundo cráter de irrelevante abundancia económica que ya no la satisfacía o que simplemente terminó por hastiarla, pero... ¿Y quién le creería a un sujeto que dice la verdad, pero que a su vez se convierte en un sucio y descarado asesino sin sentimiento de culpa, sólo por sostener en su mano derecha el cuchillo de cocina bien afilado perteneciente a su cocina?. ¿Quién?
Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.
martes, 14 de febrero de 2012
Contigo y sin ti...
No te entiendo, se muchas cosas pero comprendo muy pocas, se que me quieres pero muy pocas veces estás para mí, se que te preocupo pero escondes tu verdadero yo de mis ojos, se que te tengo... pero a veces pareciera que simplemente no es verdad.
Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.
Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.
miércoles, 8 de febrero de 2012
+ Hola Amiga Fiel +
Se acerca sin ritmo, siente mi miedo, se aferra con sus largas y huesudas manos a la guadaña, parece flotar por el suelo de mi casa, continúa doliéndome el pecho, mi mano se aferra a mi camisa e intenta coger mi corazón, los músculos pectorales y la piel impiden mi avance,... es un infarto... jamás pensé que La Misma Muerte viniera por mí,... parece que me tiene cariño.
Estira su blancusca mano hacia mi cuerpo, sinto el frío de la muerte recorriendo mi espalda, mi piel se eriza, mis labios se secan, mi cuerpo se congela, el descanso eterno se encuentra en un fuerte estrechón de manos,... mi mente se prepara, sale una lágrima de satisfacción de mi ojo... con seguridad y sin miedo estiro mi mano también hasta estrechar la de mi amiga... todo se oscurece.
Pronto me veo flotando encima de su hombro, estoy listo para partir y veo como mi cuerpo inerte está completamente acostado en el suelo, que hacer si no comprendo mi estado, que hago... ¿seguirla? o quedarme entre lamentos y actividades paranormales dentro del mundo físico desde mi mundo espiritual... que hacer... ¿?...
Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.
lunes, 16 de enero de 2012
+ Muerte premeditada +
Se encontraba en aquel ascensor desde hacía un buen rato, había subido y bajado al menos unas nueve veces el edificio de dieciséis pisos, al parecer nadie notaba su presencia, las cámaras de seguridad hacían su parte pero los guardias de seguridad tenían su mente y cuerpo ocupados en comida y siestas cortas, sus ojos estaban tan cansados de abrisrse y cerrarse que cada vez que miraban el monitor no se percataban de que aquel personaje se encontraba ahí desde hacía varios minutos, simplemente no lo notaban, era invisible para sus cansados ojos y para él... eso era pefecto.
+Ascensor+
Aquel hombre le había arrebatado la vida a su esposa y no lo dejaría marchar tan fácilmente, todo había sido un accidente, eso era claro; ella había sido arrollada por su auto, todo producto de una pelea que ellos habían sostenido esa noche, la pareja discutió hasta llegar al punto de ebullición, el puño del arrepentido esposo se estrelló en el rostro de la mujer,... todo en ella se derrumbó, el amor de la joven voló por los aires en forma de sangre, saliva y lágrimas... el acongojado esposo recapacitó al instante, segundos después se dió cuenta de lo que había hecho,... era tarde, el daño estaba hecho.
La joven corría sin cesar, la desilución le daba fuerzas para seguir avanzando, ella era una más con el viento, parecía alejarse flotando de sus problemas, se alejaba como una abeja-reina de la colonia, dispuesta a comenzar desde cero en un nuevo mundo, las lágrimas se escurrían por sobre sus mejillas y el dolor se reoplegaba por todo su rostro, de repente se escuchó un rechinar de caucho contra el suelo, seguido por un fuerte golpe, el cuerpo de la joven se elevó por los aires, el grito enfurecido del arrepentido esposo retumbó en los oídos y corazones de todos los presentes en aquel accidente, nada ya la traería de vuelta, pero de igual forma su dolor era imposible de ocultar.
El sólo hecho de recordar a su esposa elevada por el aire contaminado de aquella tarde de otoño, lo convertía en un violento ser humano, sólo quería vengarse, su sentimiento de culpa lo estaba encegueciendo con rabia y odio hacia la persona que sin tener culpa alguna, había atropellado a su amada esposa, nunca le pudo decir que lo sentía, sólo podía recordar que ella al momento de morir no era feliz, ella al momento de morir se encontraba decepcionada, el había dejado de ser la fuente de su felidad desde el preciso momento en que la golpeó... la culpa tallaba con sangre el nombre de su esposa en su nuca, sentía el frío respirar de la muerte en el despertar de cada mañana, estas dos semanas habían sido eternas.
El entristecido esposo compró un revólver con un permiso falso que le permitía portar armas, con todo el odio que podía crear en su interior se dirigió a su casa y bajó al sótano, cogió un trapo viejo que estaba en el suelo y un líquido especial para limpiar armas y municiones que también le vendieron en la tienda de armas, con suma calma empezó a pulir el arma de fuego mientras recordaba el cuerpo de su esposa ser elevado por el aire, su cabeza sólo podía reproducir ese recuerdo, su esposa que se suspendía por los aires para luego caer lentamente al pavimento, las manchas y gotas de sangre eran más espesas en su mente... la melancolía y la culpa lo estaba ahogando, tarde o temprano aquel hombre herido cometería una locura.
Caminó hacia el edificio donde el conductor sin suerte se encontraba cínicamente finiquitando los términos y condiciones que le permitiesen reclamar el seguro de su automóvil, el joven conductor no tenía idea alguna que el viudo y desconsolado hombre lo esperaba en el solitario ascensor de la edificación, al adolescente que esa noche se encontraba tras el volante se le agotaba el tiempo, los minutos transcurrían de prisa y su momento de ser ajusticiado se acercaba lentamente, no conocía a su asesino pero éste lo esperaba en el único ascensor de allí.
Se encontraba en aquel ascensor desde hacía un buen rato, había subido y bajado al menos unas nueve veces el edificio de dieciséis pisos... al fin el joven conductor se subió a la vieja cápsula de acero, estaba demasiado concentrado leyendo el contrato del seguro de su auto, el pobre sólo escuchó una frase.
El entristecido esposo compró un revólver con un permiso falso que le permitía portar armas, con todo el odio que podía crear en su interior se dirigió a su casa y bajó al sótano, cogió un trapo viejo que estaba en el suelo y un líquido especial para limpiar armas y municiones que también le vendieron en la tienda de armas, con suma calma empezó a pulir el arma de fuego mientras recordaba el cuerpo de su esposa ser elevado por el aire, su cabeza sólo podía reproducir ese recuerdo, su esposa que se suspendía por los aires para luego caer lentamente al pavimento, las manchas y gotas de sangre eran más espesas en su mente... la melancolía y la culpa lo estaba ahogando, tarde o temprano aquel hombre herido cometería una locura.
Caminó hacia el edificio donde el conductor sin suerte se encontraba cínicamente finiquitando los términos y condiciones que le permitiesen reclamar el seguro de su automóvil, el joven conductor no tenía idea alguna que el viudo y desconsolado hombre lo esperaba en el solitario ascensor de la edificación, al adolescente que esa noche se encontraba tras el volante se le agotaba el tiempo, los minutos transcurrían de prisa y su momento de ser ajusticiado se acercaba lentamente, no conocía a su asesino pero éste lo esperaba en el único ascensor de allí.
+Último Piso A La Muerte+
Se encontraba en aquel ascensor desde hacía un buen rato, había subido y bajado al menos unas nueve veces el edificio de dieciséis pisos... al fin el joven conductor se subió a la vieja cápsula de acero, estaba demasiado concentrado leyendo el contrato del seguro de su auto, el pobre sólo escuchó una frase.
-¡¡Me acompañarás en mi dolor mal... maldito, mi esposa no morirá sola!!-
La frase salía confundida entre lágrimas, labios apretados y saliva, la mirada del dolido hombre se encontraba completamente perdida, su rostro estaba desfigurado, la rabia lo había cegado y su brazo se empezaba a levantar con voluntad propia, la extremidad se extendió por completo y el revólver quedó a la altura del pecho del asustado muchacho, se escucharon cuatro disparos sólidos que impactaron directos en cada pectoral mayor de la víctima, el muchacho salió disparado del ascensor, la sangre salía por su pecho de una forma escandalosa, supuraba exageradamente el líquido vital por la boca, le quedaban pocos segundos antes de partir, en el suelo convulsionaba mientras se ahogaba entre su propio y rojizo flujo, era el final del pobre chico, con la mirada puesta en el ascensor, veía como las puertas del mismo se cerraban llevándose a su asesino,... segundos después moriría.
Las puertas del ascensor se cerraban y los antes adormilados guardias de seguridad se catapultaban de sus sillas de descanso hacia la entrada del ascensor la cual se encontraba cerca de sus oficinas en la primera planta del edificio, dejando solas las cámaras de seguridad,... los lentes deseguridad fueron los únicos testigos del complejo final del doliente,... el triste hombre se arrodilló en la superficie plana del ascensor, acercó el cañón a su boca y acabó con las consecuencias de sus actos, la parte trasera de su cabeza explotó dejando una cantidad indeterminada de sangre, carne, huesos y cerebro en el espejo ornamental del pequeño ascensor, el cuerpo del esposo hizo un leve movimiento pendular hacia atrás y terminó cayendo contra la puerta del ascensor, la sangre inpregnó la puerta de acceso, el fluido espeso recorría las frías puertas de acero, el cuerpo ensangrentado dejaba firmado con sangre la historia de amor, dolor y pérdida de aquel hombre que yacía ahora muerto, solitario, derrotado por la ira y el sufrimiento, ya hacía parte de otro mundo, había planeado dos muertes aquel día,... la suya había sido la última.
La frase salía confundida entre lágrimas, labios apretados y saliva, la mirada del dolido hombre se encontraba completamente perdida, su rostro estaba desfigurado, la rabia lo había cegado y su brazo se empezaba a levantar con voluntad propia, la extremidad se extendió por completo y el revólver quedó a la altura del pecho del asustado muchacho, se escucharon cuatro disparos sólidos que impactaron directos en cada pectoral mayor de la víctima, el muchacho salió disparado del ascensor, la sangre salía por su pecho de una forma escandalosa, supuraba exageradamente el líquido vital por la boca, le quedaban pocos segundos antes de partir, en el suelo convulsionaba mientras se ahogaba entre su propio y rojizo flujo, era el final del pobre chico, con la mirada puesta en el ascensor, veía como las puertas del mismo se cerraban llevándose a su asesino,... segundos después moriría.
Las puertas del ascensor se cerraban y los antes adormilados guardias de seguridad se catapultaban de sus sillas de descanso hacia la entrada del ascensor la cual se encontraba cerca de sus oficinas en la primera planta del edificio, dejando solas las cámaras de seguridad,... los lentes deseguridad fueron los únicos testigos del complejo final del doliente,... el triste hombre se arrodilló en la superficie plana del ascensor, acercó el cañón a su boca y acabó con las consecuencias de sus actos, la parte trasera de su cabeza explotó dejando una cantidad indeterminada de sangre, carne, huesos y cerebro en el espejo ornamental del pequeño ascensor, el cuerpo del esposo hizo un leve movimiento pendular hacia atrás y terminó cayendo contra la puerta del ascensor, la sangre inpregnó la puerta de acceso, el fluido espeso recorría las frías puertas de acero, el cuerpo ensangrentado dejaba firmado con sangre la historia de amor, dolor y pérdida de aquel hombre que yacía ahora muerto, solitario, derrotado por la ira y el sufrimiento, ya hacía parte de otro mundo, había planeado dos muertes aquel día,... la suya había sido la última.
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