LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR



LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR

Lugar creado para dar espacio a los oscuros escritos que se tatúan como runas espectrales en la piel del dolor, todas las palabras se mojan en lágrimas de lamentos interminables y se escriben prácticamente solas en hojas de papel desgastado y corroído por la realidad que se vive en un mundo lleno de vástagos de las tinieblas, herederos del terror que buscan en la opacidad de la noche, un rincón donde poder dar rienda suelta a sus odios y donde poder conseguir mantener ocultos sus máximos temores y sus más mórbidos sentimientos, logrando encarcelar su indescriptible y casi inalcanzable amor presente. Este espacio surge para dar luz y color a todo aquello que permaneció oculto por miedo a no ser apreciado, ser amante de la oscuridad y la noche y ver en esas dos damiselas, las cómplices perfectas para escribir, imaginar y recordar todo lo que el corazón desea con fervor.



SE MOLDEA UNA HISTORIA

Cada día nace una idea en papelillos de mi escritorio, en servilletas con sobras de alimentos mañaneros, en archivos del computador de mi trabajo... Se moldea una historia de muerte y fascinación por la bestia interna, por ese ser sin escrúpulos que decide salir de vez en cuando y nos ahoga en adrenalina... Se escribe una historia con sangre de más santos que pecadores, se escribe con dolor, pasión, crueldad e improvisación. Se escribe también con amor, con pasión, lujuria y deseo por el sexo femenino, se escribe en la espalda húmeda de una mujer desconocida en cama ajena.


Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.


viernes, 3 de junio de 2011

LA PRINCESA Y EL MONSTRUO

Y la batalla en la Arena por encontrar quien fuera digno para la bella princesa, comenzaba con trompetas, venias y honores por parte de todos los sirvientes del Rey, quien para la felicidad de su hija estaba dispuesto a gastar toda su riqueza, pero el viejo zorro no era del todo un simple anciano senil.

Pronto los escudos de guerra y emblemas familiares caían manchados de sangre junto a sus portadores en el tormentoso suelo, los lamentos de algunos suplicando piedad y llorando terror, manchaban su estampa de caballeros dignos y héroes renombrados, sólo unos pocos se reían de su más que segura muerte y maldecían a su agresor antes de que su cabeza rodara por el suelo.

Eran muchos los valientes, pero ya muy pocos los incautos sin cerebro que se atrevían a enfrentar al monstruoso y musculoso Cíclope de tres metros de altura, con un cuerpo tan ancho como cinco hombres adultos apilados uno junto a el otro, aquel ser fantástico resoplaba frialdad por sus fosas nasales, su saliva era de un color púrpura repugnante, lanzaba rugidos de furia mientras sostenía con sus fuertes manos partes desmembradas del cuerpo de los campeones caídos, engullía con placer la carne que colgaba suculenta de los huesos.

La princesa empezaba a entender la macabra finalidad de su padre,... el Rey quería terminar de raíz con todos los valientes y más prometedores paladines del reino y sus alrededores, quería que cuando nombraran a su hija le temieran, les diera pánico siquiera pensar en enamorarse de la doncella, quería que se quedara sola en la torre, sin ningún apuesto joven que la amara, la quería para él, ahora la princesa comprendía que su padre estaba enamorado de ella, ahora entendía porque su madre había muerto en circunstancias tan extrañas, su padre era un cerdo y no había soportado ver como su esposa envejecía con el tiempo, su padre la quería a ella como su reina, todo era una locura.

Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.

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