Cada día nace una idea en papelillos de mi escritorio, en servilletas con sobras de alimentos mañaneros, en archivos del computador de mi trabajo...
Se moldea una historia de muerte y fascinación por la bestia interna, por ese ser sin escrúpulos que decide salir de vez en cuando y nos ahoga en adrenalina...
Se escribe una historia con sangre de más santos que pecadores, se escribe con dolor, pasión, crueldad e improvisación. Se escribe también con amor, con pasión, lujuria y deseo por el sexo femenino, se escribe en la espalda húmeda de una mujer desconocida en cama ajena.
Ser romántico, sexual, apasionado, odiar el desamor, ahogarse en el cuerpo femenino, amar cada experiencia con una mujer, despreciar el rechazo, amar y odiar por igual, escribir cada sentimiento de amor y odio, hablar de experiencias propias e imaginarias en mis escritos, dejar volar la imaginación del lector con mis letras y tratar de conectar con recuerdos y sentimientos muy propios. Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.
LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR
LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR
Lugar creado para dar espacio a los oscuros escritos que se tatúan como runas espectrales en la piel del dolor, todas las palabras se mojan en lágrimas de lamentos interminables y se escriben prácticamente solas en hojas de papel desgastado y corroído por la realidad que se vive en un mundo lleno de vástagos de las tinieblas, herederos del terror que buscan en la opacidad de la noche, un rincón donde poder dar rienda suelta a sus odios y donde poder conseguir mantener ocultos sus máximos temores y sus más mórbidos sentimientos, logrando encarcelar su indescriptible y casi inalcanzable amor presente.
Este espacio surge para dar luz y color a todo aquello que permaneció oculto por miedo a no ser apreciado, ser amante de la oscuridad y la noche y ver en esas dos damiselas, las cómplices perfectas para escribir, imaginar y recordar todo lo que el corazón desea con fervor.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
CARNAVAL CARNÍVORO
Cierta caminata por el Infierno me llevó a buscar entretenimiento, así que decidí acercarme a la feria de la zona norte del averno, donde abundaban los asesinos seriales, los psicópatas y demás diversidad de personas incomprendidas por la sociedad, todas aquellas condenadas almas... o por lo menos una gran mayoría se dirigían siempre a una especie de feria donde se encontraban recluídas las almas en pena de aquellos a quienes habían asesinado, todos reunidos nuevamente en un inmenso e ijusto ciclo.
Y empieza el espectáculo,... toda la logística venía seguida por una amplia gama de números y juegos llenos de brutalidad, competencias demenciales donde hombres con lógicos desórdenes mentales bastante marcados, peleaban por ser los primeros en extirpar los ojos de personas amarradas de pies y manos a una silla, los gritos eran perturbadores, las navajas entraban brutalmente por los párpados, la escandalosa sangre salpicaba los rostros de los competidores, pero su tesón era de admirar, continuaban enloquecidos sacando los ojos de los hombres y mujeres que se defendían tanto como podían, retrasando así el posible récord que ellos pretendían obtener, no sólo para ser los primeros sino para alcanzar el premio que sólo el victorioso reclamaría,... un niño que se movía despavorido en una jaula que se encontraba suspendida por encima de ellos, el niño no había ter minado por orinarse aún, cuando casi inmediatamente los demás espectadores se burlaban de su pronta cercanía a la muerte, pero esta vez a una muerte eterna, llena de sufrimiento y dolor incesante, un dolor que sólo paraba cuando el niño volvía a ser colocado en la jaula, para nuevamente entrar a participar de esta feria de sangre, el pequeño desgraciado no imaginaba la forma tan vil en que el ganador reclamaría su premio, todos de una manera más cruel y sanguinaria que el anterior,... pobre y pequeño idiota.
+Corte de cirujanO+
Los juegos continuaban y ahora era el turno de dar en el blanco, y que mejor que un grupo de ancianos desagradables e inamovibles de su postura casi paralítica, producto de su vejez, para ser el mejor ejemplo de lo que un "blanco humano" puede llegar a ser, su pobres lamentos eran transmitidos a unos decibeles tan bajos, que ningún canal auditivo presente entre las masas de espectadores alcanzaba siquiera a percibirlos, de todos modos era agradable para todos ver sus lágrimas mientras las flechas atravesaban sus brazos, piernas, rostro y genitales por igual, más allá de ser un espectáculo desagradable por la cantidad de sangre vieja derramada, no era el juego más vistoso, la gente pasaba reía y seguía, guardando en su cerebro una leve imagen para el recuerdo. Era el turno de las pequeñas piscinas de ácido sulfúrico, las personas eran empujadas a los no tan profundos estanques destinados para este tipo de diversión y se apostaba a favor de la persona que uno escogía, la cual a su vez uno creía posible que se podría desvanecer más rápido, para revivir de nuevo en la piscina de sangre y ácido, el truco estaba en buscar a los más débiles y asegurar la victoria con base en la salud de las víctimas, era un truco bastante fácil, aunque a veces toda la lógica se derrumbaba cuando a algún idiota se le ocurría desvanecerse más pronto de lo normal y aguaba la diversión de la apuesta clandestina, en las cuales apostaban las almas en pena de esclavos que en su vida terrenal fueron asesinados brutalmente o fueron suicidas, la magia de verlos revolcarse en su inmundicia afloraba cuando de vez en cuando se les escupía, para que la saliva reaccionara con el ácido e hiciera aumentar la producción de espuma y de dolor en sus rostros ya desfigurados,...-!¡- era lo mejor.
+DerretidO+
El Carnaval-Carnívoro empezaba a concluir cuando los demonios salían a pasear en busca de nosotros los perdidos y condenados, y en busca de nuestros conejillos de indias, a los cuales nos divertía tanto hacer sufrir, el telón pronto se cerraría, pero nada borraría de nuestros cerebros las imágenes que para nosotros eran sublimes, el sufrimiento que algunos no distinguían y otros no comprendían, era para unos pocos, entre esos mi persona, lo que nos parecía tan divertido, el hecho de ver que tanto derramamiento de sangre era en particular algo inverosímil y en algunos momentos, extrañamente incorrecto, y aún así los débiles cerebros de la mayoría de los condenados no se daban cuenta de que era imposible que esto se pudiera hacer en circunstancias normales, los pobres asesinos incautos, no se daban cuenta de que... ya estaban muertos.
Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.
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