Cada día nace una idea en papelillos de mi escritorio, en servilletas con sobras de alimentos mañaneros, en archivos del computador de mi trabajo...
Se moldea una historia de muerte y fascinación por la bestia interna, por ese ser sin escrúpulos que decide salir de vez en cuando y nos ahoga en adrenalina...
Se escribe una historia con sangre de más santos que pecadores, se escribe con dolor, pasión, crueldad e improvisación. Se escribe también con amor, con pasión, lujuria y deseo por el sexo femenino, se escribe en la espalda húmeda de una mujer desconocida en cama ajena.
Ser romántico, sexual, apasionado, odiar el desamor, ahogarse en el cuerpo femenino, amar cada experiencia con una mujer, despreciar el rechazo, amar y odiar por igual, escribir cada sentimiento de amor y odio, hablar de experiencias propias e imaginarias en mis escritos, dejar volar la imaginación del lector con mis letras y tratar de conectar con recuerdos y sentimientos muy propios. Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.
LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR
LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR
Lugar creado para dar espacio a los oscuros escritos que se tatúan como runas espectrales en la piel del dolor, todas las palabras se mojan en lágrimas de lamentos interminables y se escriben prácticamente solas en hojas de papel desgastado y corroído por la realidad que se vive en un mundo lleno de vástagos de las tinieblas, herederos del terror que buscan en la opacidad de la noche, un rincón donde poder dar rienda suelta a sus odios y donde poder conseguir mantener ocultos sus máximos temores y sus más mórbidos sentimientos, logrando encarcelar su indescriptible y casi inalcanzable amor presente.
Este espacio surge para dar luz y color a todo aquello que permaneció oculto por miedo a no ser apreciado, ser amante de la oscuridad y la noche y ver en esas dos damiselas, las cómplices perfectas para escribir, imaginar y recordar todo lo que el corazón desea con fervor.
jueves, 11 de noviembre de 2010
NAUFRAGO DE SOLEDAD
Navegando en círculos errantes, en una licuadora vacía de miseria y desazón, producto de la muerte lenta de mi cerebro, me di cuenta de manera imprevista, como la suciedad interna de mi conciencia, me corroía incesante y deportaba mis buenos pensamientos hasta mi intestino grueso, con el tiempo excretaba recuerdos dolorosos, provistos de colores que me daban alegría, por mis ojos salían verdades y recuerdos preciados que me mantenían en pie y no me dejaban derrumbar, recuerdos preciados que eran lo único que me permitía conservar el aire de humanidad dentro de mí, con el tiempo la oscuridad me invadía con mayor velocidad, me vi envuelto en un círculo vicioso que hacía palidecer mis mejillas y daba muerte lenta tanto a mi corazón como a la desgastada razón dentro de mí.
Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.
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