LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR



LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR

Lugar creado para dar espacio a los oscuros escritos que se tatúan como runas espectrales en la piel del dolor, todas las palabras se mojan en lágrimas de lamentos interminables y se escriben prácticamente solas en hojas de papel desgastado y corroído por la realidad que se vive en un mundo lleno de vástagos de las tinieblas, herederos del terror que buscan en la opacidad de la noche, un rincón donde poder dar rienda suelta a sus odios y donde poder conseguir mantener ocultos sus máximos temores y sus más mórbidos sentimientos, logrando encarcelar su indescriptible y casi inalcanzable amor presente. Este espacio surge para dar luz y color a todo aquello que permaneció oculto por miedo a no ser apreciado, ser amante de la oscuridad y la noche y ver en esas dos damiselas, las cómplices perfectas para escribir, imaginar y recordar todo lo que el corazón desea con fervor.



SE MOLDEA UNA HISTORIA

Cada día nace una idea en papelillos de mi escritorio, en servilletas con sobras de alimentos mañaneros, en archivos del computador de mi trabajo... Se moldea una historia de muerte y fascinación por la bestia interna, por ese ser sin escrúpulos que decide salir de vez en cuando y nos ahoga en adrenalina... Se escribe una historia con sangre de más santos que pecadores, se escribe con dolor, pasión, crueldad e improvisación. Se escribe también con amor, con pasión, lujuria y deseo por el sexo femenino, se escribe en la espalda húmeda de una mujer desconocida en cama ajena.


Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.


lunes, 20 de diciembre de 2010

ANDAR INDOLENTE

Sin rumbo fijo y con dolor interno deambulo por caminos empedrados
con la mirada perdida en el infinito se pierde mi capacidad de amar,
silencioso y aletargado veo como mi existencia es llamativa para los condenados
aún espero, e incrédulo por cierto, a los que nunca me volverán a llamar.

No se cual de mis dos manos es real al ser puestas contra la mesa
miro mis pies y mi sombra se escapa por debajo de mis suelas,
el alcohol se cola por mi sangre y me ayuda a olvidar la falsa promesa
sigo intentando tocar mi guitarra, pero se me siguen perdiendo las pajuelas.

Camino de para atrás y trato de volver en el tiempo
busco entonces seguir mi propio compás pero se me agota ya el sudor,
la vida me habla de lo que tal vez pudo ser si no hubiera sufrido remordimiento
de lo que sería mi existencia si no me absorbiera el maldito pudor.

El constante temblar de mi garganta avisa la llegada de nuevas lágrimas
este cuarto se hace inmenso sin la presencia de mis culpas ajenas,
ruego por que un día me perdone y pueda quemar mis desgastadas páginas
se me va la vida con rapidez, la muerte me acecha... ya siento sus cadenas.


Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.

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