Cada día nace una idea en papelillos de mi escritorio, en servilletas con sobras de alimentos mañaneros, en archivos del computador de mi trabajo...
Se moldea una historia de muerte y fascinación por la bestia interna, por ese ser sin escrúpulos que decide salir de vez en cuando y nos ahoga en adrenalina...
Se escribe una historia con sangre de más santos que pecadores, se escribe con dolor, pasión, crueldad e improvisación. Se escribe también con amor, con pasión, lujuria y deseo por el sexo femenino, se escribe en la espalda húmeda de una mujer desconocida en cama ajena.
Ser romántico, sexual, apasionado, odiar el desamor, ahogarse en el cuerpo femenino, amar cada experiencia con una mujer, despreciar el rechazo, amar y odiar por igual, escribir cada sentimiento de amor y odio, hablar de experiencias propias e imaginarias en mis escritos, dejar volar la imaginación del lector con mis letras y tratar de conectar con recuerdos y sentimientos muy propios. Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.
LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR
LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR
Lugar creado para dar espacio a los oscuros escritos que se tatúan como runas espectrales en la piel del dolor, todas las palabras se mojan en lágrimas de lamentos interminables y se escriben prácticamente solas en hojas de papel desgastado y corroído por la realidad que se vive en un mundo lleno de vástagos de las tinieblas, herederos del terror que buscan en la opacidad de la noche, un rincón donde poder dar rienda suelta a sus odios y donde poder conseguir mantener ocultos sus máximos temores y sus más mórbidos sentimientos, logrando encarcelar su indescriptible y casi inalcanzable amor presente.
Este espacio surge para dar luz y color a todo aquello que permaneció oculto por miedo a no ser apreciado, ser amante de la oscuridad y la noche y ver en esas dos damiselas, las cómplices perfectas para escribir, imaginar y recordar todo lo que el corazón desea con fervor.
martes, 19 de abril de 2011
Luz Cegadora...
Y el Sol cayó inclemente sobre su rostro
pero sus ojos permanecieron firmes mirando hacia el Infinito,
Sus labios sobresalían entre los arbustos
su cuerpo eclipsaba entre los rayos puntiagudos de luz...
La "flora" envolvía su cuerpo y la cuidaba del exterior
su cabello resplandecía como el oro puro bajo la medalla de la Vía Láctea,
Sus cejas eran perfectas pero su rostro se llevaba los elogios
una y otra vez era fácil perderse entre su mirada...
Observándola a lo lejos dibujé con palabras su aura
plasmé con reliquias antiguas un "collage" de su cuerpo,
Encontré entre los astros una estrella con su nombre
y finalmente estiré mis manos, apreté una pluma y volé entre palabras que la describían.
Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.
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