LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR



LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR

Lugar creado para dar espacio a los oscuros escritos que se tatúan como runas espectrales en la piel del dolor, todas las palabras se mojan en lágrimas de lamentos interminables y se escriben prácticamente solas en hojas de papel desgastado y corroído por la realidad que se vive en un mundo lleno de vástagos de las tinieblas, herederos del terror que buscan en la opacidad de la noche, un rincón donde poder dar rienda suelta a sus odios y donde poder conseguir mantener ocultos sus máximos temores y sus más mórbidos sentimientos, logrando encarcelar su indescriptible y casi inalcanzable amor presente. Este espacio surge para dar luz y color a todo aquello que permaneció oculto por miedo a no ser apreciado, ser amante de la oscuridad y la noche y ver en esas dos damiselas, las cómplices perfectas para escribir, imaginar y recordar todo lo que el corazón desea con fervor.



SE MOLDEA UNA HISTORIA

Cada día nace una idea en papelillos de mi escritorio, en servilletas con sobras de alimentos mañaneros, en archivos del computador de mi trabajo... Se moldea una historia de muerte y fascinación por la bestia interna, por ese ser sin escrúpulos que decide salir de vez en cuando y nos ahoga en adrenalina... Se escribe una historia con sangre de más santos que pecadores, se escribe con dolor, pasión, crueldad e improvisación. Se escribe también con amor, con pasión, lujuria y deseo por el sexo femenino, se escribe en la espalda húmeda de una mujer desconocida en cama ajena.


Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.


domingo, 24 de abril de 2011

ENCUENTRO

Las noches se hacían eternas en la ciudad, las pasaba en bares de mala muerte donde sólo alguien que quisiera estar sólo y revolcarse entre su miseria la pasaría bien, cada noche servía vino tinto en una copa con forma de cáliz, mientras llenaba la copa buscaba imágenes entre las pequeñas burbujas que se formaban,... pero los recuerdos iban y venían como un tornado que devastaba mi corazón, depronto en la tarima anunciaban el artista.

             El cabello desorganizado caía por su frente y casi ocultaba su mirada,
             aquel buso de cuello tortuga ajustado marcaba su silueta y la hacía ver perfecta,
             en su mano sostenia su instrumento y yo comenzaba a deleitarme
             al sentarse en aquella pequeña banca de madera parecía hablarme con sus ojos...

Mis ojos no podían separarse de su mirada, al ver como apoyaba su mentón en el violín me di cuenta de que la amaba, su mirada era penetrante y no podía ocultar mi asombro, el humo del cigarrillo en el lugar daba pie a que encendiera el mio propio...

            Aquella mujer tocaba el violín con una melancolía incomparable,
            era preciso verla para saber que ella tal vez nunca volvería allí,
            sólo quería expresar su dolor sin importar lo que alguien pensara sobre su música
            curioso... el mismo lugar, el mismo fin.

Disfrutaba mi soledad incomprendida y sólo quería emborracharme en mesas redondas, mientras abrazaba la oscuridad indeleble en mi piel,... por un instante me perdí entre mis turbios pensamientos y sin darme cuenta ella se acercó a mi,... el sudor empezó a pronunciarse en mi frente, su sombra era imperceptible en el suelo, pero sus tacones retumbaban en la baldosa fría del lugar, se sentó en una de las sillas vacías que me rodeaban y pidió al bar-man un margarita, la noche se empezaba a volver muy corta y sus labios rojo carmesí provocaban mi cuerpo,... pronto nos vimos envueltos en frases comprometedoras y nos alejamos del sitio sin dar lugar a palabras vacías y sin sentido.



Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.

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