Cada día nace una idea en papelillos de mi escritorio, en servilletas con sobras de alimentos mañaneros, en archivos del computador de mi trabajo...
Se moldea una historia de muerte y fascinación por la bestia interna, por ese ser sin escrúpulos que decide salir de vez en cuando y nos ahoga en adrenalina...
Se escribe una historia con sangre de más santos que pecadores, se escribe con dolor, pasión, crueldad e improvisación. Se escribe también con amor, con pasión, lujuria y deseo por el sexo femenino, se escribe en la espalda húmeda de una mujer desconocida en cama ajena.
Ser romántico, sexual, apasionado, odiar el desamor, ahogarse en el cuerpo femenino, amar cada experiencia con una mujer, despreciar el rechazo, amar y odiar por igual, escribir cada sentimiento de amor y odio, hablar de experiencias propias e imaginarias en mis escritos, dejar volar la imaginación del lector con mis letras y tratar de conectar con recuerdos y sentimientos muy propios. Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.
LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR
LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR
Lugar creado para dar espacio a los oscuros escritos que se tatúan como runas espectrales en la piel del dolor, todas las palabras se mojan en lágrimas de lamentos interminables y se escriben prácticamente solas en hojas de papel desgastado y corroído por la realidad que se vive en un mundo lleno de vástagos de las tinieblas, herederos del terror que buscan en la opacidad de la noche, un rincón donde poder dar rienda suelta a sus odios y donde poder conseguir mantener ocultos sus máximos temores y sus más mórbidos sentimientos, logrando encarcelar su indescriptible y casi inalcanzable amor presente.
Este espacio surge para dar luz y color a todo aquello que permaneció oculto por miedo a no ser apreciado, ser amante de la oscuridad y la noche y ver en esas dos damiselas, las cómplices perfectas para escribir, imaginar y recordar todo lo que el corazón desea con fervor.
lunes, 25 de abril de 2011
Trágica Partida
El dolor era incalculable, mi pecho parecía querer explotar, la sensación de querer morir era palpable, la angustia se apoderaba de mí, mi rostro se desdibujaba y las lágrimas empezaban a nacer, ella había decidido partir, no sería más mi musa.
Mis manos estaban rígidas y mis dedos completamente helados, mi desespero me hacía torpe al intentar sacar un cigarrillo del paquete, las lágrimas brotaban incesantes y bañaban mis mejillas de dolor, disfruté al encender el cigarrillo como mi único intento de escape de la realidad, el humo entró en mi boca y lo expulsé por mis fosas nasales, miraba la cielo y me preguntaba el porque.
Pretender olvidar lo imposible, saber que guardaré su recuerdo durante toda mi existencia, mujer como ella era una dentro de millones de personas comunes y corrientes, sólo con ella me sentía completo, no quería seguir viendo el mundo, la realidad me había golpeado en numerosas y repetidas ocasiones, pero jamás me sentí morir como ahora, ella había sido mi único y gran amor, los errores cometidos se acumulaban en mis ojos y lanzaba golpes contra la pared hasta el punto de hacer sangrar mis nudillos, ella había decidido partir y al parecer no creía posible amarme desde la distancia.
Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.
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