LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR



LA OSCURIDAD QUE IMPREGNA EL AMOR

Lugar creado para dar espacio a los oscuros escritos que se tatúan como runas espectrales en la piel del dolor, todas las palabras se mojan en lágrimas de lamentos interminables y se escriben prácticamente solas en hojas de papel desgastado y corroído por la realidad que se vive en un mundo lleno de vástagos de las tinieblas, herederos del terror que buscan en la opacidad de la noche, un rincón donde poder dar rienda suelta a sus odios y donde poder conseguir mantener ocultos sus máximos temores y sus más mórbidos sentimientos, logrando encarcelar su indescriptible y casi inalcanzable amor presente. Este espacio surge para dar luz y color a todo aquello que permaneció oculto por miedo a no ser apreciado, ser amante de la oscuridad y la noche y ver en esas dos damiselas, las cómplices perfectas para escribir, imaginar y recordar todo lo que el corazón desea con fervor.



SE MOLDEA UNA HISTORIA

Cada día nace una idea en papelillos de mi escritorio, en servilletas con sobras de alimentos mañaneros, en archivos del computador de mi trabajo... Se moldea una historia de muerte y fascinación por la bestia interna, por ese ser sin escrúpulos que decide salir de vez en cuando y nos ahoga en adrenalina... Se escribe una historia con sangre de más santos que pecadores, se escribe con dolor, pasión, crueldad e improvisación. Se escribe también con amor, con pasión, lujuria y deseo por el sexo femenino, se escribe en la espalda húmeda de una mujer desconocida en cama ajena.


Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.


viernes, 22 de abril de 2011

FLORES

Y al querer buscar su rostro entre las flores de mi jardín, lloré una pétalo de lágrima que se conjugaba con el dolor... no me di cuenta que allí la perdí, la belleza de sus pétalos era similar a la de una rosa recién abierta.

Cada noche las espinas entraban profundo en mi corazón ,... antes de cerrar mis ojos, mi mirada se perdía en la ventana entrecerrada de mi alcoba, en donde reposaba un pequeño matero con una naciente flor intentando calmar el dolor que en mi interior crecía.

Al día siguiente me era imposible dejar de verla, el masoquismo me llevaba a imaginar una y otra vez su rostro, salí a pasear para seguir viendo flores que me recordaran el color de su cuerpo,... pero no me daba cuenta que entre las mismas flores de mi casa ya la había perdido...

+Flores+


Juan Guillermo Gutiérrez Aragón.

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